Cuidados en el posparto

El trabajo de una partera continúa, de manera muy importante y sistemática, durante las dos o tres semanas después del nacimiento de un bebé que es también el nacimiento de la mujer como madre (especialmente en casos de mamás de primera vez).

Al visitar a una mujer que recién parió, sea en su casa o fuera de ella, no sólo revisamos físicamente a mamá y al recién nacido, sino que también observamos su entorno. Quien la visita, qué le significa esa visita o acompañante a la mujer en recuperación. A quien tiene a su lado o cerca para pedir ayuda. Si su pareja pudo conseguir unos días libres del trabajo fuera o hacer que coincidieran sus vacaciones para estar ahí, haciéndose cargo de las tareas domésticas o bien coordinándolas. Si es un guardían sensible de la intimidad que mamá necesita en esos días.

Si hay más hermanitos es de mucha ayuda que papá esté presente para ayudar en el proceso de acoplamiento del hermano mayor a su nuevo hermano. Es de especial importancia prestar una amorosa y sensible atención al sentir del infante que también acaba de nacer como hermano.

Antes de empezar a sugerir o responder a a las preguntas de la madre es de suma importancia escucharla cómo ha sido todo el proceso del parto para ella. Cómo lo ha sido para el padre. Y también cómo ha sido para el bebé.

Poco a poco vamos aproximándonos e informando de lo que proponemos hacer a cada cada madre y padre, haciendo referencia sobre la importancia de escuchar también a la criatura que, si bien no puede hablar, puede estar diciendo mucho con su llanto y su lenguaje corporal.

Observando y escuchando las tonalidades del llanto de un bebé hemos tenido experiencias muy sorprendentes al acompañarlo en sus movimientos e impulsos. Lo que estos chiquitos son capaces de expresar y de mostrarnos. Así los padres van expandiendo su confianza hacia esa escucha y van reconociendo la necesidad de comunicarse que puede tener su bebé.

Nosotras, o ellos también, al experimentar el trabajo de la Biodinámica Perinatal, estamos más conscientes para escuchar y permitir que un bebé se sienta como se está sintiendo, sin acudir a su impulso de que se calle, ya sea meciéndolo o dándole la teta.

Así vamos profundizando y apoyando las necesidades de la nueva familia en esos primeros días que marcan una revolución física, emocional, social y espiritual para la mamá después de su parto.

Laura Cao